25 may 2009

Contra la recesión, erección.

Ahora que Galicia ha entrado en recesión y la flecha del producto interior bruto se nos viene abajo, un grupo de emprendedores ha tenido la feliz idea de levantarle la moral –y lo que haga falta– al pueblo con una potente feria del sexo en A Coruña. Si la economía anda fláccida, algo habrá que hacer para erguirla: y a ese propósito atiende el salón “Eros Galicia” que en la primera semana de junio promete calentar la atmósfera de este reino. Contra la recesión, erección, podría ser su lema.



Bien es verdad que la exposición coruñesa tiene ya algunos precedentes en este lujurioso país del lagarto que mueve el rabo cuando Carolina baila. El ejemplo más notable es el Salón Erótico de Arousa, que ya debe de ir por su tercera o cuarta edición con el patrocinio de las autoridades y gran éxito de público. Es natural que así ocurra, si se tiene en cuenta que el programa de anteriores años incluía porno duro, semiduro y blando; el estreno del primer cortometraje de este género producido en Galicia e incluso alguna que otra fornicación en directo, si uno no recuerda mal.

La diferencia entre el salón de Vilagarcía y el de Coruña reside únicamente en una cuestión de tamaño, que en este caso sí importa. Aunque más reciente y con menos pedigrí que la arousana, la feria Eros Galicia ofrece a cambio una mayor variedad de productos y servicios. Cincuenta empresas de toda Europa han anunciado ya su participación en este gozoso circo que, a mayores, contará con la actuación de sesenta acróbatas de la entrepierna. Actores bien dotados (de dotes interpretativas, por supuesto) protagonizarán la filmación de una película porno a la vista del público y un musculuso grupo de boys animará la sección dedicada a las mujeres, dado que este es un festival sexualmente paritario.

Con semejante cartel, los organizadores prometen que habrá atracciones para todos los públicos (excepto los menores de 18, se entiende). Los fetichistas podrán disfrutar de las últimas tendencias en lencería y muñecas hinchables; pero también a los devotos de Sacher Masoch se les reserva la actuación del Ama Mónika, una gobernanta de cuero y fusta mucho más estricta que la mismísima Margaret Thatcher de sus buenos tiempos.

Puestos a abarcarlo todo, la feria herculina incluye también una sección de arqueología erótica con la actuación de Illona Staler, alias Cicciolina: aquella pornodiputada italiana que tanto contribuyó a calentar las aburridas sesiones del Congreso en Roma allá por la década de los ochenta. Puede que a sus 57 años las antiguas turgencias de Cicciolina se hayan convertido en mojama, pero ese detalle no hace sino añadir aún más morbo a la anunciada performance.

Tal vez los ecologistas aleguen que este tipo de certámenes contribuyen al calentamiento global de la atmósfera, bastante recalentada ya por las emisiones de CO2; pero tampoco hay que pasarse de melindrosos. Antes que de contaminación, en el caso de la feria Eros Galicia habría que hablar más bien de polución, es decir: de los agradables flujos, efusiones y humedades corporales que un evento de este carácter ha de suscitar por fuerza en el público.

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